FELICES PASCUAS.
Rememorando un viejo artículo,
recordando el último sermón del Padre Juan Alberto Cortés “puchi”.
1º de abril de 2015.-
ADIÓS, JUAN CORTÉS
Por Eduardo Juan Salleras,
con la colaboración de: Ana Poli y Antonia Vidosevich.
24 de abril de 1994.-
El domingo pasado, 24 de abril, murió el Padre Juan Alberto Cortés.
Perdimos un sacerdote extraordinario. Comenzando por su humildad y sencillez franciscana, terminando por la luminosidad de un elegido.
¿Quién podría olvidarlo si lo ha escuchado alguna vez hablar, ya sea desde el púlpito o en alguna charla informal?
Claro y categórico, son dos condiciones que solamente alguien especial puede tener, y más cuando su función es la de predicar.
Partió con tan sólo 48 años.
Se despidió desde Aarón Castellanos con una homilía sensacional, que los presentes jamás podremos olvidar.
Como preparando su adiós, se refirió contundentemente, como era su costumbre, a conceptos fundamentales, para que no nos queden dudas, sobre cómo debemos seguir el camino.
Más o menos dijo:
"Estamos en época de resurrección. Debemos afrontarla como corresponde. Intentemos engrandecernos a fin de lograr la tan deseada paz interior."
"Cristo fue el único que resucitó siendo vida. Vino a sufrir y a morir por nosotros, para que tengamos vida".
"Serenos llamados a responder con vida, de la más profunda, y a vivir así, acrecentando nuestra vida interior e irradiándola".
"Cada uno debe ser artífice de su vida, modelándola permanentemente, engrandeciéndola, día a día, cada uno en su profesión; cada trabajo que se realiza, hacerlo de la mejor forma".
"Fijémonos una meta y procuremos alcanzarla, es la mejor manera de encontrarle sentido a nuestra vida".
"Vivir significa, tener vida, vida interior, con ilusiones y alegrías, quien vive sin ella, está muerto en vida".
"Compartamos nuestras alegrías y tengamos alguien en quien confiar nuestros dolores, porque el que está solo en el dolor lo siente más intenso, el sufrimiento es mayor".
"Las enfermedades no vienen porque sí. Muchas veces por creer que ya terminó nuestra misión en la tierra, abandonamos nuestros sueños y ambiciones, y nos vamos muriendo sin darnos cuenta".
“Debemos atrevernos a soñar, a tener fantasía sin ser fantasiosos, porque soñar es dar un paso adelante cada día”.
"Los adultos nos ponemos un techo para nuestras fantasías y por ello limitamos la de los jóvenes; abrámosles la ventana de la ilusión, dejémosles tomar más oxígeno".
"Muchos de los que estamos aquí, hemos sido educados con una formación autoritaria, rígida; no cortemos las iniciativas, las ilusiones de los jóvenes, compartamos sus sueños comprendiendo sus fantasías; no coloquemos palos en la rueda, dejémosles avanzar, participando de sus alegrías es una manera de mantener jóvenes nuestros corazones".
"Disfrutemos de los momentos buenos de la vida, y los malos afrontémoslos con fortaleza y resignación".
"Es muy importante crecer de adentro hacia afuera. A un bebé para crecer no se le tira de los brazos y las piernas. Con alimentación, con los cuidados necesarios, por un automatismo propio, va creciendo."
"Lo que nos hace crecer a nosotros son las obras que realizamos andando por este mundo, esto nos llevará a estar conformes con nosotros mismos. Debemos descubrir cuál es el rol que tenemos que cumplir, no podemos contentarnos con lo que nos tocó ser. Tenemos que luchar para superar nuestra propia situación."
"Debemos exigirnos y disciplinarnos buscando mejorar, para ello es necesario que todos recibamos una amplia educación. Al país le conviene tener argentinos severos en sí mismos y exigentes con los demás. Si esto se lograra no habría tanta injusticia y corrupción, cosas que vemos frecuentemente en los medios de comunicación; pero son ellos los que pretenden atrofiarnos el cerebro con programaciones que nos sumergen, principalmente a la juventud, en la pavada, entreteniéndonos en la chatura, intentando corrompernos con frivolidades. Así el pueblo no piensa y no exige”.
“A los de arriba les conviene que no estemos informados y de esta manera manejar mejor sus intereses".
"Hermanos, estamos en tiempo de resurrección. El hombre muere con el pecado y resucita día a día con el perdón".
"Entonces, resucitemos permanentemente del pecado sin caernos en él, y desde nuestro interior, hagamos aflorar la vida, esa vida que Cristo nos dejó como modelo y camino."
Seguramente él lo dijo mucho mejor, más completo y más categórico.
Pero, que se quede bien tranquilo, que los que estuvimos allí, entendimos perfectamente su mensaje.
¿Alguien podrá reemplazarlo? ¿Quién tirará del carro ahora para llevarlo a destino?
Fue un sacerdote y hombre brillante. Eligió para irse un día brillante, como el domingo 24 de abril de 1994.
Antes se dio algunos gustos, brillantemente, dio el sermón más ilustre que recuerde, como para que nadie lo olvide. Caminando por el pasillo de la iglesia mirando hacia un lado y hacia el otro, a cada uno de los presentes.
Brillarás para siempre en nuestro recuerdo.
Adiós, Juan Cortés.
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