Si Dios está en todas partes, ¿qué necesidad hay de ir a rezar frente al sagrario?
Nota: el sagrario o tabernáculo es donde se reserva al Santísimo Sacramento.
Dios está en todas partes. Correcto pero incompleto. Más bien, todo existe en Dios y por Dios, quien da y mantiene el ser de cada cosa.
Juan 1
1 En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
2 Ella estaba en el principio con Dios.
3 Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.
9 La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció.
11 Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
12 Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre;
Sin embargo, físicamente, Dios no está completo en todas partes.
Si en la oscuridad escuchamos hablar a alguien, sabemos que está allí, pero no le vemos. Dios está en Su Palabra. Cierto, Jesús es el Verbo.
1 En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
2 Ella estaba en el principio con Dios.
3 Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.
9 La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció.
11 Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
12 Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre;
Sin embargo, físicamente, Dios no está completo en todas partes.
Si en la oscuridad escuchamos hablar a alguien, sabemos que está allí, pero no le vemos. Dios está en Su Palabra. Cierto, Jesús es el Verbo.
Juan 1
14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Desde que el Verbo se hizo carne de María, en este mundo, sólo está completamente presente en la Eucaristía. En ningún otro sitio está así.
Sólo en la Eucaristía, Jesús está en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Por eso dijo Jesús antes de su gloriosa Ascensión:
14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Desde que el Verbo se hizo carne de María, en este mundo, sólo está completamente presente en la Eucaristía. En ningún otro sitio está así.
Sólo en la Eucaristía, Jesús está en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Por eso dijo Jesús antes de su gloriosa Ascensión:
Mateo 28
20 ... Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»
Por esto estaba profetizado cientos de años antes de su nacimiento que el Mesías siempre estaría con nosotros:
Mateo 1
23 Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.»
Cuando rezamos, es como hablar por teléfono con Dios.
Cuando rezamos frente al Sagrario, es visitarle personalmente en Su Casa.
Cuando rezamos frente al Santísimo, es verle cara a cara.
Hablar por teléfono con quien amamos, es bueno, pero no es lo mismo que estar juntos… el verdadero amor busca estar cerca de quien ama.
Cuando recibimos una visita importante o querida, nos prodigamos en detalles y atenciones especiales, que ni siquiera usamos en nuestras propias familias (manjares, la mejor vajilla y manteles, etc.). Aunque no sea un cumpleaños u otra ocasión especial, la visita en sí, es una fiesta. El anfitrión valora el esfuerzo puesto por su convidado en llegar hasta allí.
Lo mismo pasa con Dios. Dios nos bendice cuando oramos, sea donde sea. Pero sus regalos y gracias, son notoriamente mayores cuando le visitamos en Su Casa, aún mayores cuando le adoramos cara a cara… aún más cuando lo hacemos en un turno de adoración sosteniendo una cadena de amor, aún más con una bendición con el Santísimo expuesto y ni hablar cuando comemos y nos hacemos uno con él (comunión sacramental, y espiritual, cuando no sea posible la sacramental).
Jesús reveló en el Diario de Santa Faustina (descargar en www.Divina-Misericordia.org Biblioteca) que los rayos pálidos y rojos que salen de su Corazón son los rayos de bendición que salen de la Eucaristía.
El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la Cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios (299).
Cuanto más nos acercamos al “foco de amor” que es la Eucaristía, tanto más podríamos encendernos (a no ser que seamos leños humedecidos por los pecados, por ejemplo los placeres desordenados, en vez de secos por la mortificación).
La venerable Paulina Jaricot dice que cuando rezamos solos, somos como un carbón encendido, pero cuando lo hacemos en cadena somos como muchos carbones juntos: la llama supera la suma de las partes (por ejemplo un turno de una hora de adoración eucarística).
No se muestra el mismo amor a un enfermo visitándole cuando nos sobre tiempo, que organizando una guardia permanente con toda la familia. Cristo, no está enfermo, pero no deja ser un mendigo de amor.
No es lo mismo custodiar a un Rey cuando nos venga en gana, en cualquier horario, que organizarse en turnos para que siempre tenga alguien a su lado las 24 horas. Los soldados más diligentes y fuertes se reservan para la vela nocturna.
Ojalá la adoración de los pastores y de los Reyes Magos nos haga reflexionar y recordar la importancia de la adoración eucarística y que Jesús no hace acepción de personas o regalos. El quiere todo nuestro corazón, sin reservarnos nada, sea corazón de pastor o de rey, ¡no hay diferencia para Dios! ¡Que TODOS sean un solo corazón!
Santos adoradores, pastores o Reyes magos ¡rueguen por nosotros!
20 ... Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»
Por esto estaba profetizado cientos de años antes de su nacimiento que el Mesías siempre estaría con nosotros:
Mateo 1
23 Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.»
Cuando rezamos, es como hablar por teléfono con Dios.
Cuando rezamos frente al Sagrario, es visitarle personalmente en Su Casa.
Cuando rezamos frente al Santísimo, es verle cara a cara.
Hablar por teléfono con quien amamos, es bueno, pero no es lo mismo que estar juntos… el verdadero amor busca estar cerca de quien ama.
Cuando recibimos una visita importante o querida, nos prodigamos en detalles y atenciones especiales, que ni siquiera usamos en nuestras propias familias (manjares, la mejor vajilla y manteles, etc.). Aunque no sea un cumpleaños u otra ocasión especial, la visita en sí, es una fiesta. El anfitrión valora el esfuerzo puesto por su convidado en llegar hasta allí.
Lo mismo pasa con Dios. Dios nos bendice cuando oramos, sea donde sea. Pero sus regalos y gracias, son notoriamente mayores cuando le visitamos en Su Casa, aún mayores cuando le adoramos cara a cara… aún más cuando lo hacemos en un turno de adoración sosteniendo una cadena de amor, aún más con una bendición con el Santísimo expuesto y ni hablar cuando comemos y nos hacemos uno con él (comunión sacramental, y espiritual, cuando no sea posible la sacramental).
Jesús reveló en el Diario de Santa Faustina (descargar en www.Divina-Misericordia.org Biblioteca) que los rayos pálidos y rojos que salen de su Corazón son los rayos de bendición que salen de la Eucaristía.
El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la Cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios (299).
Cuanto más nos acercamos al “foco de amor” que es la Eucaristía, tanto más podríamos encendernos (a no ser que seamos leños humedecidos por los pecados, por ejemplo los placeres desordenados, en vez de secos por la mortificación).
La venerable Paulina Jaricot dice que cuando rezamos solos, somos como un carbón encendido, pero cuando lo hacemos en cadena somos como muchos carbones juntos: la llama supera la suma de las partes (por ejemplo un turno de una hora de adoración eucarística).
No se muestra el mismo amor a un enfermo visitándole cuando nos sobre tiempo, que organizando una guardia permanente con toda la familia. Cristo, no está enfermo, pero no deja ser un mendigo de amor.
No es lo mismo custodiar a un Rey cuando nos venga en gana, en cualquier horario, que organizarse en turnos para que siempre tenga alguien a su lado las 24 horas. Los soldados más diligentes y fuertes se reservan para la vela nocturna.
Ojalá la adoración de los pastores y de los Reyes Magos nos haga reflexionar y recordar la importancia de la adoración eucarística y que Jesús no hace acepción de personas o regalos. El quiere todo nuestro corazón, sin reservarnos nada, sea corazón de pastor o de rey, ¡no hay diferencia para Dios! ¡Que TODOS sean un solo corazón!
Santos adoradores, pastores o Reyes magos ¡rueguen por nosotros!
adorar.
(Del lat. adorāre).
1. tr. Reverenciar con sumo honor o respeto a un ser, considerándolo como cosa divina.
2. tr. Reverenciar y honrar a Dios con el culto religioso que le es debido.
4. tr. Amar con extremo.
5. tr. Gustar de algo extremadamente.
6. intr. orar (‖ hacer oración).
¡ Ave María puríssima !
Gracias por tu apoyo. Recemos unos por otros.
Unidos en el Corazón de la Sagrada Familia,
El equipo de voluntarios de IESVS.org
---
**Visita: http://elportaldeolgaydaniel.blogspot.com.ar/
(Del lat. adorāre).
1. tr. Reverenciar con sumo honor o respeto a un ser, considerándolo como cosa divina.
2. tr. Reverenciar y honrar a Dios con el culto religioso que le es debido.
4. tr. Amar con extremo.
5. tr. Gustar de algo extremadamente.
6. intr. orar (‖ hacer oración).
¡ Ave María puríssima !
Gracias por tu apoyo. Recemos unos por otros.
Unidos en el Corazón de la Sagrada Familia,
El equipo de voluntarios de IESVS.org
---
**Visita: http://elportaldeolgaydaniel.blogspot.com.ar/
No hay comentarios:
Publicar un comentario