Creamos o no en la supuesta profecía de San Malaquías, debemos acudir a Jesús y María y José, patrono de la Iglesia, no sólo rezando por los Cardenales, sino también por Benedicto, no sólo mientras ocupe la sede, sino después en la última etapa de su vida: hace 3 meses fue operado para cambiar las baterías de su marcapasos.
Santa Bernardita de Lourdes decía que como la tenían por santona, ya no rezaban por ella, sobre todo en la etapa del convento en que ofrecía sus enfermedades y terribles sufrimientos en reparación por nuestros pecados. No abandonemos a Ratzinger cuando deje el cargo: sigue siendo nuestro padre espiritual (que eso significa Papa) y el cuarto mandamiento manda honrar al Padre.
iesvs.org
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A la muerte de Juan Pablo II, por disposición de éste, el Cardenal Ratzinger era el Decano de la votación y por ser votado, tuvo que ser reemplazado por el Cardenal Sodano en su función de anunciar el nuevo nombre del Papa. Cuando Ratzinger, tan humilde, bueno y abierto a la Gracia, eligió su nombre papal, seguramente fue tras intensa oración, pidiendo y percibiendo luces del Espíritu Santo.
¿Por qué "Benedicto"? Pudiendo elegir un nombre totalmente original, si eligió uno ya utilizado, es para destacar algo de sus antecesor/es. Ya el hecho de no romper una tradición indica la importancia de seguir La tradición, no una tradición humana cultural, sino el depósito de la fe desarrollado por la Iglesia a partir del legado de Cristo.
Como bien explican Santo Tomás y el Beato Cardenal Newman, el crecimiento de la Iglesia y del depósito de la fe es orgánico, a partir del grano de mostaza de la Palabra y la tradición dejada por Jesucristo. Este depósito, es ahora el gran árbol de la Iglesia, de la fe, de la Liturgia, de los dogmas, de la verdadera teología, de la verdadera filosofía, de las fundaciones religiosas, de las obras, de la verdadera ciencia, de los hombres en Gracia, verdaderas células del Cuerpo Místico de Cristo.
Los nombres más utilizados fueron Juan y Gregorio.
http://en.wikipedia.org/wiki/Papal_name
¿Por qué el Espíritu Santo no eligió en ese momento Juan XXIV o Gregorio XVII? A fin de cuentas, la tradición más cercana era Juan XXIII. Sin embargo, la tradición más cercana antes del Concilio Vaticano II y más arraigada (en cantidad de Papas con el mismo nombre) era Benedicto.
Quien escribe escuchó hace dos años del responsable de Liturgia de una diócesis, que ahora es Obispo (favor de rezar por él y por los que no comprenden la importancia de la Liturgia): “La verdad es que no entiendo a Benedicto… fue uno de los líderes del Concilio y ahora lo está traicionando”.
Justamente uno de los legados de Benedicto XVI es habernos hecho ver que el VERDADERO ESPÍRITU DEL CONCILIO era renovar lo bueno que ya antes había. Renovar no significa destruir, porque no se debe destruir lo que el Mismo Dios nos dejó, sino adaptarlo. Cuando hay sequía los árboles modifican su forma de crecer, buscan reenfocar las energías para adaptarse a las condiciones más difíciles. Un árbol que no se adapta, crece mucho al principio pero agota sus reservas, se seca y muere.
Según la profecía de León XIII, Satanás sería soltado por 100 años, que según la Beata Ana Catalina Emmerick, correrían a partir de 1940/50. ¿No les llama la atención que por primera vez en la historia de la humanidad se trata de hacer pasar por bien lo que siempre fueron pecados contra natura que claman al cielo, como el aborto, la eugenesia, la eutanasia y la actividad homosexual? No es casualidad que se haya expandido tanto el “espíritu” de lujuria antinatalista, que existe desde hace miles de años, por lo menos desde Onán. Tampoco lo es que la familia esté tan atacada y dividida como nunca antes en la historia. Satanás tiene un plan y lo está ejecutando a rajatabla de la mano de la masonería en casi todos los países. Lo que más ataca es el celibato sacerdotal, la estructura jerárquica de la Iglesia basada en Pedro, el Sacerdocio masculino.
En ese contexto, la cátedra de Pedro, guiada por el Espíritu Santo, supo adaptarse a la sequía, dejando un poco de lado el follaje frondoso de tiempos más húmedos para lograr que se salven más almas del infierno eterno, que a fin de cuentas ese es el objetivo principal: ¡los frutos! Recordemos que en las Confesiones, San Agustín dice que prefiere los himnos pero que acepta algo menos adecuado con tal de que salven más almas (que vayan a Misa).
Cuando termine la sequía de los 100 años, la Liturgia recuperará su esplendor, porque el hombre será más espiritual. Benedicto ya mostró cómo debe ser la Misa. Ya están las yemas que brotarán y florecerán, luego de las calamidades y del fuego del cielo que matará a la cuarta parte de la humanidad, según profetizan las apariciones de la Virgen aprobadas por la Iglesia como Akita (Japón) o Amsterdam, avaladas por otras apariciones con Imprimatur como Medjugorje (Bosnia) y Salta (Argentina).
La historia mostrará la importancia de este pontificado que no fue de transición, sino de profundización de la renovación, tal vez el culmen del Concilio Vaticano II, un cimiento para la nueva evangelización del último milenio (según la profecía de Don Bosco, el fin no vendrá por lo menos hasta el 2411).
Pero eso no es todo, Benedicto sentó también las bases para un nuevo tipo de organización social y económica con su encíclica Caritas in Veritate y ha establecido medidas para completar la purga del “humo de Satanás” en la Iglesia que ya denunciara Pablo VI.
En fin, volviendo al tema del nombre “Benedicto XVI”, llama la atención que Benedicto XV tuvo un pontificado de 7 años y medio, ¡casi el mismo lapso! Dios, Señor de la historia, ha querido unir en cierta forma ambos eslabones.
Otro tema de su renuncia es la incapacidad de los periodistas (salvo algunos pocos como los de EWTN) de tener visión sobrenatural. No comprenden que una persona que busca la Santidad, en cada momento y decisión está buscando obedecer la Divina Voluntad, el Bien más perfecto, pidiendo, percibiendo y siguiendo las luces del Espíritu Santo, para servir mejor a Dios y al prójimo. Que un Papa no haya renunciado en 600 años, muestra lo gravísimas que son las circunstancias y necesidades que vive la Iglesia hoy y las presiones satánicas desde dentro por abandonar el depósito de la fe.
En su renuncia, Benedicto deja en claro que tuvo en cuenta la opción, siguiendo el ejemplo de Juan Pablo II, de ofrecerse y ofrecer los sufrimientos de la última etapa de su vida, en reparación por los pecados, al sumarlos en el ofertorio de la Misa, a la Cruz de Jesús. De hecho ya lo hizo durante las enormes exigencias de su pontificado, durmiendo apenas una pocas horas cada día, con una actividad intensa inadecuada para un corazón con marcapasos. Nadie le puede achacar cobardía: si no hubiera querido una Cruz cada vez mayor, no hubiera aceptado su nominación como Papa. El no dejó a su antecesor problemas urgentes sin resolver.
Muchísimos Santos, profetizaron exactamente cuándo iban a morir o cuándo lo harían otros. ¿Qué sabemos si a Benedicto ya le fue revelado el día y las circunstancias de su muerte? ¿Qué sabemos si no morirá en un mes y que lo mejor es dejar todo bien arreglado antes de partir?
IMPORTANTE
Quien escribe ha escuchado, incluso a un Sacerdote en un sermón, que no es necesario rezar para que los Cardenales se dejen iluminar por el Espíritu Santo, en la elección del Papa. Quienes dicen esto comprenden que Dios es Omnipotente y Señor de la historia, pero no comprenden que en su Plan, Él cuenta con la libertad de nuestras oraciones y demás obras de caridad como recipientes para recoger y aplicar su gracia infinitas ganadas en la Cruz. Sin esos recipientes, ¡no participamos de su Plan!
http://en.wikipedia.org/wiki/Papal_name
¿Por qué el Espíritu Santo no eligió en ese momento Juan XXIV o Gregorio XVII? A fin de cuentas, la tradición más cercana era Juan XXIII. Sin embargo, la tradición más cercana antes del Concilio Vaticano II y más arraigada (en cantidad de Papas con el mismo nombre) era Benedicto.
Quien escribe escuchó hace dos años del responsable de Liturgia de una diócesis, que ahora es Obispo (favor de rezar por él y por los que no comprenden la importancia de la Liturgia): “La verdad es que no entiendo a Benedicto… fue uno de los líderes del Concilio y ahora lo está traicionando”.
Justamente uno de los legados de Benedicto XVI es habernos hecho ver que el VERDADERO ESPÍRITU DEL CONCILIO era renovar lo bueno que ya antes había. Renovar no significa destruir, porque no se debe destruir lo que el Mismo Dios nos dejó, sino adaptarlo. Cuando hay sequía los árboles modifican su forma de crecer, buscan reenfocar las energías para adaptarse a las condiciones más difíciles. Un árbol que no se adapta, crece mucho al principio pero agota sus reservas, se seca y muere.
Según la profecía de León XIII, Satanás sería soltado por 100 años, que según la Beata Ana Catalina Emmerick, correrían a partir de 1940/50. ¿No les llama la atención que por primera vez en la historia de la humanidad se trata de hacer pasar por bien lo que siempre fueron pecados contra natura que claman al cielo, como el aborto, la eugenesia, la eutanasia y la actividad homosexual? No es casualidad que se haya expandido tanto el “espíritu” de lujuria antinatalista, que existe desde hace miles de años, por lo menos desde Onán. Tampoco lo es que la familia esté tan atacada y dividida como nunca antes en la historia. Satanás tiene un plan y lo está ejecutando a rajatabla de la mano de la masonería en casi todos los países. Lo que más ataca es el celibato sacerdotal, la estructura jerárquica de la Iglesia basada en Pedro, el Sacerdocio masculino.
En ese contexto, la cátedra de Pedro, guiada por el Espíritu Santo, supo adaptarse a la sequía, dejando un poco de lado el follaje frondoso de tiempos más húmedos para lograr que se salven más almas del infierno eterno, que a fin de cuentas ese es el objetivo principal: ¡los frutos! Recordemos que en las Confesiones, San Agustín dice que prefiere los himnos pero que acepta algo menos adecuado con tal de que salven más almas (que vayan a Misa).
Cuando termine la sequía de los 100 años, la Liturgia recuperará su esplendor, porque el hombre será más espiritual. Benedicto ya mostró cómo debe ser la Misa. Ya están las yemas que brotarán y florecerán, luego de las calamidades y del fuego del cielo que matará a la cuarta parte de la humanidad, según profetizan las apariciones de la Virgen aprobadas por la Iglesia como Akita (Japón) o Amsterdam, avaladas por otras apariciones con Imprimatur como Medjugorje (Bosnia) y Salta (Argentina).
La historia mostrará la importancia de este pontificado que no fue de transición, sino de profundización de la renovación, tal vez el culmen del Concilio Vaticano II, un cimiento para la nueva evangelización del último milenio (según la profecía de Don Bosco, el fin no vendrá por lo menos hasta el 2411).
Pero eso no es todo, Benedicto sentó también las bases para un nuevo tipo de organización social y económica con su encíclica Caritas in Veritate y ha establecido medidas para completar la purga del “humo de Satanás” en la Iglesia que ya denunciara Pablo VI.
En fin, volviendo al tema del nombre “Benedicto XVI”, llama la atención que Benedicto XV tuvo un pontificado de 7 años y medio, ¡casi el mismo lapso! Dios, Señor de la historia, ha querido unir en cierta forma ambos eslabones.
Otro tema de su renuncia es la incapacidad de los periodistas (salvo algunos pocos como los de EWTN) de tener visión sobrenatural. No comprenden que una persona que busca la Santidad, en cada momento y decisión está buscando obedecer la Divina Voluntad, el Bien más perfecto, pidiendo, percibiendo y siguiendo las luces del Espíritu Santo, para servir mejor a Dios y al prójimo. Que un Papa no haya renunciado en 600 años, muestra lo gravísimas que son las circunstancias y necesidades que vive la Iglesia hoy y las presiones satánicas desde dentro por abandonar el depósito de la fe.
En su renuncia, Benedicto deja en claro que tuvo en cuenta la opción, siguiendo el ejemplo de Juan Pablo II, de ofrecerse y ofrecer los sufrimientos de la última etapa de su vida, en reparación por los pecados, al sumarlos en el ofertorio de la Misa, a la Cruz de Jesús. De hecho ya lo hizo durante las enormes exigencias de su pontificado, durmiendo apenas una pocas horas cada día, con una actividad intensa inadecuada para un corazón con marcapasos. Nadie le puede achacar cobardía: si no hubiera querido una Cruz cada vez mayor, no hubiera aceptado su nominación como Papa. El no dejó a su antecesor problemas urgentes sin resolver.
Muchísimos Santos, profetizaron exactamente cuándo iban a morir o cuándo lo harían otros. ¿Qué sabemos si a Benedicto ya le fue revelado el día y las circunstancias de su muerte? ¿Qué sabemos si no morirá en un mes y que lo mejor es dejar todo bien arreglado antes de partir?
IMPORTANTE
Quien escribe ha escuchado, incluso a un Sacerdote en un sermón, que no es necesario rezar para que los Cardenales se dejen iluminar por el Espíritu Santo, en la elección del Papa. Quienes dicen esto comprenden que Dios es Omnipotente y Señor de la historia, pero no comprenden que en su Plan, Él cuenta con la libertad de nuestras oraciones y demás obras de caridad como recipientes para recoger y aplicar su gracia infinitas ganadas en la Cruz. Sin esos recipientes, ¡no participamos de su Plan!
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