1. Porque los Católicos sabemos que el DOGMA DE FE es cierto: Jesús está realmente presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, en las especies de pan y vino y en las “miguitas” con apariencia de pan a simple vista (aunque sean de 1 mm). Quienes no creen esto son herejes o cismáticos, aún cuando se autodenominen católicos.
2. La comunión en la mano permite profanar más fácilmente la Eucaristía (se han robado hostias para rituales satánicos)
3. Con la excusa de que una mano hace de patena, la comunión en la mano ayuda a la eliminación de las bandejas de comunión (en algunas diócesis ya no se usan), pero lo peor es que no se le enseña a la gente que debe lamerse la mano si encuentra miguitas, es decir a Jesús y que en vez de tanto trabajo, es menos aparatoso.
4. La comunión en la mano genera más partículas y genera más posibilidad de perderlas (mayor trayecto).
5. La comunión en la mano es menos afin a la obediencia debida a la Cátedra de Pedro que recomendó comulgar en la boca. Sabemos por los místicos que el mismísimo Jesús dio la comunión en la boca a los Apóstoles y a los discípulos de Emaús (Lucas y Cleofás), por ejemplo, en www.emmerick.org
6. La comunión en la mano desvaloriza las manos consagradas de los ordenados (Sacerdotes y Diáconos), que son más adecuadas para tocar a Jesús tal como indica Redemptionis Sacramentum (y por eso un ministro extra-ordinario no debe distribuirla en la misa ordinaria si hay pocas personas, digamos menos de 200, y si hay posibilidad de conseguir sacerdotes o diáconos).
7. Tal como explica la vidente de www.inmaculadamadre-salta.org la comunión en la boca refleja mejor una actitud de humildad, como un pollito que recibe la comida en la boca de su Santa Madre, la Iglesia.
Por todo esto, en donde esté autorizada la comunión en la mano, los sacerdotes debieran catequizar y dejar comulgar últimos a quienes lo hacen de esta manera menos adecuada, controlando que lo hagan de frente al Sacerdote y limpiándose las manos antes de volver a su sitio (por ejemplo sumergiéndolas en agua).
Benedicto XVI:
“Nosotros, los cristianos, nos arrodillamos sólo ante el Santísimo Sacramento (la hostia) porque, en él, nos sabemos y creemos estar en presencia del único y verdadero Dios”, dijo el 22 de mayo 2008.Iglesia de San Juan de Letrán
“Estoy convencido de la urgencia de dar de nuevo la hostia directamente en la boca a los fieles, sin que la toquen” y “de volver a la genuflexión en el momento de la comunión como signo de respeto”, agregó.
Fuente: SECRETUM MEUM MIHI
Enviado por iesvs.org
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