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"Otro Génesis posible" - La novela de Daniel Galatro

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domingo, 3 de julio de 2011

Comulgar en la boca, comunión con la Iglesia‏


Visita del Papa a San Marino: sin Comunión en la mano.
Se reafirma que la Ley Universal de la Iglesia la prohíbe.

Explicación introductoria: ¿por qué se prohíbe? Porque Jesús está realmente presente, como tú o yo, en CADA PARTÍCULA de la Eucaristía, en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Si dejamos caer las “miguitas” permitimos pisotear a Cristo mismo. Es dogma de fe que Jesús está físicamente presente en cada partícula con apariencia de pan a simple vista.

“Se recomendará vigilar para que posibles fragmentos del pan consagrado no se pierdan” cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, 2 de mayo de 1972: Prot. n. 89/71, en Notitiae 1972, p. 227 (aún vigente).

Piensa en el revuelo que se armaría si una madre dejara caer de sus brazos al piso a su bebé… una y otra vez. La condena sería unánime: la primera vez puede ser descuido, dejadez, insensibilidad, pero después de la corrección fraterna, es falta de amor. Esto mismo es lo que permite la comunión en la mano: la gente deja caer al Divino Niño al piso y a nadie parece importarle. Hasta donde sabemos, lamentablemente NO hay documento alguno que prescriba la obligatoriedad de lamerse la mano que hace las veces de bandeja de comunión, aunque la cite de arriba es clara que incluye esta acción. Sin embargo, al ver a una señora piadosa lamerse la mano como un gatito, uno se preguntaría: ¿por qué no comulgar directamente en la boca para evitarse ese gesto aparatoso?

Una de las rarísimas excepciones que amerite comulgar en la mano y lamérsela, es cuando el obispo o sacerdote niega la posibilidad de hacerlo en la boca, al prohibir comulgar así a pesar de estar en desobediencia directa no sólo con éste Papa, sino con todo el Magisterio desde Cristo, ya que nunca fue aceptado prohibirla, tal como pasó en la diócesis de San Isidro, Argentina, durante la persecución sanitarista por la psicosis colectiva por la falsa pandemia de gripe aviar, que oportunamente denunciamos, persecución que probablemente se repita en las próximas plagas y pestes internacionales profetizadas por San Malaquías.

Por otra parte, por más que se reciba la comunión en la boca, si no se usa bandeja en la distribución de la comunión, uno mismo tiene el deber poner ambas manos como bandeja y lamerlas si detecta alguna partícula.

Ahora el texto recibido de SB:

En la monición preparatoria, luego de pedir que se evitaran los aplausos (porque tal como explica el Papa, no se aplaude a Cristo sino a lo humano), las pancartas y los gestos incorrectos durante la santa Misa, se difundió por los altavoces lo siguiente:

"En este Domingo de la Santísima Trinidad, nuestra Iglesia diocesana está unida al Sucesor de san Pedro para la celebración de la Santa Misa, fuente y culmen de la nueva vida en Cristo. Queremos vivir este momento en comunión con la Iglesia Universal presidida en la caridad por su Santidad el Papa Benedicto XVI.

Por esta razón, llamamos ahora la atención sobre el modo en que ha de recibirse la santa Comunión... Los fieles que, habiéndose confesado, estén en estado de gracia y que, por lo tanto, son los únicos que pueden recibir el Santísimo Cuerpo del Señor, se acercarán al ministro que esté próximo.

La Comunión, según la ley universal vigente, será distribuida sólo y exclusivamente sobre la lengua de los fieles; al fin de evitar profanaciones pero, sobre todo, para que se aprenda a tener una cada vez mayor y más alta consideración al Santo Misterio de la Presencia Real de Nuestro Señor Jesucristo. Por lo tanto, a nadie le será permitido recibir la Comunión en la mano.

Después de haber hecho la debida reverencia, adoraremos la Hostia que será apoyada sobre nuestra lengua.

Los que no estén impedidos por razones de salud o de espacio, pueden incluso recibirla de rodillas".

"la Ley universal vigente", pues nunca ha sido derogada, es la prohibición de comulgar en la mano, ratificada por el Papa Pablo VI en la Instrucción Memoriale Domini (1969) que dice:

"Así, pues, teniendo en cuenta las advertencias y los consejos de aquellos a quienes “el Espíritu Santo ha puesto como obispos para regir” las Iglesias, en razón de la gravedad del asunto y la fuerza de los argumentos aducidos, al Sumo Pontífice no le ha parecido oportuno mudar el modo hace mucho tiempo recibido de administrar a los fieles la Sagrada Comunión. En consecuencia la Sede Apostólica exhorta vehementemente a los obispos, sacerdotes y fieles a que se sometan diligentemente a la ley ya vigente y otra vez confirmada, tomando en consideración el juicio dado por la mayor parte del Episcopado católico, la forma empleada por el rito actual de la Sagrada liturgia y también el bien común de la misma Iglesia".

Sin embargo, en este mismo documento se prevé a continuación, que las Conferencias Episcopales puedan pedir un indulto que permita a los fieles comulgar en la mano, allí donde la costumbre esté ya arraigada (¡en ningún lado podía haber costumbre "arraigada”! Había sí, rebelión litúrgica en grupúsculos católicos, influidos por los protestantes que no tienen la presencia Real de Cristo).

Más comentarios:

Parece mentira que esta excepción vino a convertirse en regla, por faltar a la verdad, por ejemplo, la comisión de liturgia de la Conferencia Episcopal Argentina (integrada por el actual arzobispo de Salta, quien demora la aprobación de los mensajes de la Inmaculada Madre) escribió que estaban “dadas las condiciones” (se suponía de costumbre “arraigada”, cuando en realidad, nadie comulgaba en la mano en las parroquias o si lo hacían algunos pocos rebeldes, era en desobediencia a las normas de la diócesis y la conferencia episcopal). Otro punto donde se engañó fue que no se realizaron las acciones y catequesis que garantizaran el respeto adecuado a la Eucaristía (patenas, control de fragmentos en manos, reverencia obligatoria, control de que el comulgante no se retire sin haber ingerido, prohibición de hacerlo de rodillas, acción de gracias por al menos 10 minutos, prohibición de comulgar banco por banco para no violentar conciencias que estén en pecado original, etc.):

http://www.lexorandi.es/Recursos/Documentos/memorialedomini.htm

En esos casos conviene escribir al obispado y en caso de no ser escuchados, a la conferencia y luego la nunciatura. Se debe pedir corregir este error o al menos que se vuelvan a reunir y votar el tema pero sin engaños a la Santa Sede y en caso de perder la posición correcta, al menos dejar bien claro a los fieles la doctrina de la presencia real de Cristo en las partículas y los puntos arriba mencionados incluyendo la obligatoriedad de lamerse las manos delante del Sacerdote.

Es preferible comulgar de rodillas, porque es la actitud (externa que refleja la interna) más adecuada frente al “Rey de reyes”.

«Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en el abismo…» (Flp 2, 10).

Sin embargo, convendría pararse si en algún sitio no usan bandeja de comunión tal como prescribe obligatoriamente Redemptionis Sacramentum, para evitar un mayor trayecto de la Hostia sin “protección” (bandeja), si no hay reclinatorio o sitio específico para la comunión de rodillas.

También es preferible comulgar de manos de un Sacerdote o Diácono. Esto último es porque es más adecuado que Cristo sea tocado por manos consagradas y no por ministros extra-ordinarios de la comunión cuyas manos no están consagradas (tal como indica Redemptionis Sacramentum, aún vigente).

Pensemos en la santidad de Juan el Bautista, que estaba lleno del Espíritu Santo desde el vientre materno:

Lucas 1
41 Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo;

¿Porque a fin de cuentas, qué niño salta en el vientre materno al consagrarse la Eucaristía o pasar frente al Sagrario? (salvo Juan, sólo San José, padre de Dios, y ambos jamás pecaron ni cometieron imperfección alguna).

A tal punto Juan era santo, que se pasó la vida ofreciendo su sacrificio a Dios (en reparación por nuestros pecados) de vivir en celibato en el desierto y comiendo sólo langostas y miel, con una piel de camello que a modo de silicio le raspaba continuamente la piel. Era tan santo que el mismísimo Hijo de Dios dijo de él:

Mateo 11
11 «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista…
(saliendo de tema, el versículo siguiente hace referencia a la violencia contra sí mismo, contra las apetencias de su cuerpo, de quien hace mortificación)

A tal punto era tan santo que fue digno de bautizar a Jesús (bautizar significa sumergir, zambullir, y no era el bautismo para borrar el pecado original sino uno de conversión, no porque Jesús necesitara conversión, sino porque nosotros la necesitamos en Jesús, nuestro “representante” que cargó con todos nuestros pecados, así como el cordero pascual era lavado antes del sacrificio).

Y este Santo tan santo (aunque no tanto como San José y la Santísima Virgen María) dijo (y esto está en 5 libros del evangelio para que no quede duda):

Mateo 3
11 Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.

Marcos 1
4 apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados.
7 Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias.

Lucas 3
16 respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.

Juan 1
27 que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia.»

Hechos 13
24 Juan predicó como precursor, ante su venida, un bautismo de conversión a todo el pueblo de Israel.
25 Al final de su carrera, Juan decía: “Yo no soy el que vosotros os pensáis, sino mirad que viene detrás de mí aquel a quien no soy digno de desatar las sandalias de los pies.”

Si Juan que era tan santo, aún más que los ángeles buenos, no era digno, no digo de tocarle, siquiera los pies, la parte más baja, sino de desatarle la correa que lo tocaba, ¿te crees tú más digno de tocar con tu mano a Cristo en la Eucaristía?

Sólo los ordenados tienen las manos consagradas por los Santos Óleos, y por lo tanto tienen la misma dignidad que las de Jesús, a tal punto que se permite besar públicamente las manos de un Sacerdote en su primer Misa y que un Sacerdote manco de ambas manos no puede consagrar. ¡Ay de los Sacerdotes que usan sus manos consagradas para su perdición!

Una analogía es imaginarse un guante de Gracia, de luz, sobre las manos de los ordenados. Pero no es la ideal: el pecado mortal nos hace perder la Gracia. Los sacerdotes en pecado mortal tienen prohibido celebrar Misa, pero aún si la celebraran en ese estado horrendo, la consagración es válida: al celebrar in persona Christi, “como el mismo Cristo”, sus manos ya no son suyas sino las de Cristo.

Por esto, Jesús sólo debe ser tocado por manos impuras en circunstancias excepcionales, por ejemplo, cuando a los ordenados no les alcance el día y la noche para llevar la comunión a los enfermos, o cuando la cantidad de gente en la Misa sea tal y no habiendo otros ordenados en la zona, se extendiera demasiado (cf. Redemptionis Sacramentum).

A tal punto esto es así, que en donde se cuida la Liturgia, los laicos que llevan los vasos sagrados usan guantes.

Veamos el caso del centurión:

Mateo 8
6 diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos.»
7 Dícele Jesús: «Yo iré a curarle.»
8 Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.
9 Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: “Vete”, y va; y a otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.»
10 Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande.

Lucas 7
6 Iba Jesús con ellos y, estando ya no lejos de la casa, envió el centurión a unos amigos a decirle: «Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo,


El centurión aún no era bautizado y por lo tanto no estaba en Gracia. Esto significa que si los bautizados estamos revestidos por la Gracia (no en pecado mortal) somos dignos de comulgar en la boca.

Algunos arguyen citando alegremente: "de la mano izquierda un trono para la mano derecha, puesto que ésta debe recibir al Rey" (6ª catequesis mistagógica de Jerusalén, n. 21: PG 33, col. 1125, o también Sources chrét., 126, p. 171; S. Juan Crisóstomo, Homilia 47: PG 63, col. 898, etc.).

Lo que no aclaran es que en los primeros siglos se comulgaba en la boca (cuentan los místicos que realmente presenciaron la última cena, que Jesús dio la comunión en la boca, por ejemplo, www.emmerick.org) y en algunos sitios donde se hacía en la mano, se utilizaba un “pañuelo” (corporal) sobre la mano que hacía de trono, a fin de que no se perdiera partícula alguna.

Tampoco aclaran que en esos tiempos, aún no se había inventado la oblea y que desde su invención y difusión, la norma universal fue la comunión en la boca. La liturgia se desarrolla a un grado cada vez más perfecto (aunque con alguna poda para rejuvenecerla). La comunión en la mano es un claro retroceso porque ataca al menos tres dogmas: la presencia real de Cristo, Su presencia en las partículas eucarísticas y la sacralidad del sacerdocio y de las manos ordenadas.

Por último, puede ser un error cismático hablar de la necesidad de una “restauración” litúrgica post-Concilio Vaticano II. Los documentos de la Santa Sede jamás degradaron la liturgia, con lo cual no hay nada que restaurar a su plena salud. Una cosa son las normas, y otra la desobediencia de obispos y sacerdotes, hombres pecadores como nosotros. El que esté libre de culpa que tire la primer piedra: a fin de cuentas los fieles tenemos los sacerdotes y obispos que nos merecemos por nuestra poca oración y obras de misericordia y por la falta de corrección fraterna. No es por repetitivo que el Papa pide una y otra vez que recemos por ellos, incluso habiendo pasado todo un año dedicado especialmente al tema.

Algunos documentos que demuestran que el Concilio Vaticano II fue en sí mismo una restauración de la liturgia (buscar la palabra “restau”):

http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/apost_letters/documents/hf_jp-ii_apl_04121988_vicesimus-quintus-annus_sp.html

http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/homilies/1980/documents/hf_jp-ii_hom_19800409_ministranti_sp.html

http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/encyclicals/documents/hf_p-vi_enc_03091965_mysterium_sp.html

http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/apost_exhortations/documents/hf_p-vi_exh_19740202_marialis-cultus_sp.html

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