El violento seísmo, el más fuerte registrado en este país en los últimos 80 años, causó enormes daños materiales en la madrugada del sábado en Christchurch, cuyas casas "se bamboleaban como si fueran de gelatina", según testigos, pero no causó ninguna víctima mortal.
Domingo 5 de septiembre
 


 

 
 
 
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