Lectura del libro de Tobías 6, 10-11a; 7, 1.9-17; 8, 4-10
En aquellos días, cuando entraron a la provincia de Media y se acercaban a la ciudad de Ecbatana, Rafael le dijo al joven Tobías:
"Tobías, hermano".
Él le contestó:
"¿Qué quieres?"
Rafael le dijo:
"Es necesario que pasemos esta noche en casa de Ragüel, pariente tuyo, que tiene una hija llamada Sara".
Al llegar a Ecbatana, Tobías le dijo a Rafael:
"Azarías, hermano, condúceme por el camino más corto a casa de Ragüel, nuestro hermano".
Rafael lo condujo a casa de Ragüel, a quien encontraron sentado en la puerta de su patio, y lo saludaron. El les contestó:
"Mucho gusto, hermanos. Sean bienvenidos".
Y los hizo entrar en su casa. Después de lavarse y bañarse, se sentaron a la mesa. Entonces Tobías le dijo a Rafael:
"Amigo Azarías, dile a Ragüel que me dé la mano de mi pariente Sara".
Ragüel oyó lo que decía y le dijo a Tobías:
"Come, bebe y descansa tranquilamente esta noche. Nadie tiene más derecho que tú, hermano, para casarse con mi hija Sara, y a nadie se la puedo yo dar sino a ti, porque tú eres mi pariente más cercano. Pero tengo que decirte una cosa, hijo. Se la he entregado a siete parientes nuestros y todos murieron antes de tener relaciones con ella. Por eso, hijo, come y bebe y el Señor cuidará de ustedes".
Tobías replicó:
"No comeré ni beberé, hasta que no hayas tomado una decisión acerca de lo que te he pedido".
Ragüel le contestó:
"Está bien. Según la ley de Moisés, a ti se te debe dar. Dios mismo manda que te la entregue. Cásate, pues, con tu hermana. Desde hoy y para siempre será tu esposa. Hijo, que el Señor del cielo los acompañe durante esta noche, tenga misericordia de ustedes y les conceda su paz".
Ragüel llamó a su hija Sara, la tomó de la mano y se la entregó a Tobías, diciéndole:
"Recíbela, pues, según lo prescrito en la ley de Moisés, que manda que te sea entregada por esposa. Tómala y llévala con salud a casa de tu padre. Que el Dios del cielo los llene de paz".
Luego llamó a la madre y le pidió papel en el que escribió el contrato matrimonial, según el cual se la entregaba a Tobías como esposa conforme a lo mandado en la ley de Moisés. Y después se sentaron a cenar.
Ragüel llamó a su esposa Edna, y le dijo:
"Mujer, prepárales la habitación y lleva allí a Sara".
Edna fue, preparó el lecho como su esposo le había indicado y, llorando por la suerte de Sara, la condujo allí. Se enjugó las lágrimas y le dijo:
"Hija mía, ten valor, que el Señor del cielo cambie tu tristeza en alegría. Ten valor".
Y salió de la habitación. Cuando Ragüel y Edna se retiraron, Tobías se levantó y le dijo a Sara:
"Levántate, mujer. Oremos y supliquemos al Señor, nuestro Dios, que tenga misericordia de nosotros y nos proteja".
Se levantó Sara y empezaron a rezar al Señor que los protegiera, diciendo:
"Bendito seas, Dios de nuestros padres y bendito sea tu nombre por los siglos de los siglos. Que te bendigan los cielos y todas las criaturas por los siglos de los siglos. Tú creaste a Adán y le diste a Eva como ayuda y apoyo, y de ambos procede el género humano. Tú dijiste: "No es bueno que el hombre esté solo, voy a hacer a alguien como él, para que le ayude". Ahora, Señor, si yo tomo por esposa a esta pariente mía, no es por satisfacer mis pasiones, sino por un fin honesto. Compadécete, Señor, de ella y de mí y haz que los dos juntos vivamos felices hasta la vejez".
Y los dos dijeron:
"Amén, amén".
Y se durmieron en paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario