El Angelus es una oración mariana y cristológica centrada en la meditación del misterio de la Encarnación.
Suele rezarse tres veces al día: al comenzar la jornada, al mediodía y al atardecer.
Es una manera de consagrar el día entero a Dios y a la Virgen Santísima, un modo de santificar, con una breve oración el trabajo o el estudio.
El papa recomienda a todos los fieles el rezo del Angelus.
Ángelus
-. El ángel del Señor anunció a María, y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Ave María...
-. He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.
Ave María...
-. Y el Verbo se hizo carne; y habita entre nosotros.
Ave María...
-. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oremos:
Derrama, Señor, tu gracia en nuestras almas, para que los que hemos conocido por el anuncio del ángel,
la encarnación de tu Hijo, Jesucristo, seamos llevados, por los méritos de su Pasión y Muerte, a la gloria de la Resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
¡Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo!
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Oración de San Bernardo
Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas en los escollos de las tribulaciones, mira a la Estrella, invoca a María.
Si eres agitado por las olas de la soberbia, de la calumnia, de la ambición, de la envidia, mira a la Estrella, llama a María.
Si la ira, la avaricia, el placer carnal arrastra con violencia la barquilla de tu alma, mira a María.
Si turbado por el recuerdo de la enormidad de tus crímenes, confuso a la vista de la fealdad de tu conciencia, aterrado por la idea del horror del juicio, comienzas a sumirte en la sima sin fondo de la tristeza, en el abismo de la desesperación, piensa en María.
En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María.
No perderás el camino si la sigues, no perderás la esperanza si la ruegas.
Si te tiene de su mano, no caerás.
Historia del Angelus
Este piadoso saludo a la Virgen, llamado Angelus por el comienzo de algunos versículos unidos posteriormente a las tres avemarías primitivas, fue introducido en la Iglesia en épocas diversas.
Historia del Angelus
Este piadoso saludo a la Virgen, llamado Angelus por el comienzo de algunos versículos unidos posteriormente a las tres avemarías primitivas, fue introducido en la Iglesia en épocas diversas.
De la más antigua, la de la tarde, se encontró el primer testimonio en un decreto del capítulo general de los franciscanos celebrado en Pisa, en 1623, bajo la presidencia de san Buenaventura.
No hay duda de que la propaganda activa de los franciscanos contribuyó eficazmente a difundir por todas partes esta oración.
El padre Thurston opina que la triple salutación angélica de la tarde se deriva de un ejercicio de piedad llamado, Las tres oraciones (compuesto de salmos y responsorios, y algunas plegarias, en las que probablemente estaba el Ave María), que se practicaba en muchas comunidades religiosas en los Maitines, primero, y después de Completas, previo aviso de una campanada.
Es fácil que el pueblo cristiano iniciase su jornada con un saludo a la Virgen.
En cuanto al Angelus del mediodía, el padre Thurston cree encontrar los orígenes en aquella plegaria (tres Pater y tres Ave) que el papa Calixto III, en 1456, mandó recitar a la cristiandad todos los días al son de la campana, entre Nona y Vísperas, para obtener la paz de la Iglesia contra el peligro de invasión de los turcos.
De todos modos, es cierto que fue adoptado muy tarde, no antes del siglo XVI. Se comenzó en Francia en 1472, por orden de Luis XI, y de allí, lentamente, se extendió al resto de Europa.
Los tres versículos aparecen primero en el Exercitum quotidianum, pequeño manual de piedad, editado en Roma bajo Pío V (en 1572), y la triple doxología final, en el Manuale catholicorum de san Pedro Canisio (1588).
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