San Francisco de Sales nos responde...
"Las clases de gente que necesitan comulgar a menudo son:
*Los perfectos, porque no deben alejarse de Aquel que es fuente y manantial de su perfección y los imperfectos, para que puedan aspirar a la perfección;
*Los fuertes para no debilitarse y los débiles para fortalecerse;
*Los enfermos para sanar y los sanos para no enfermar…
Y en cuanto a ti, imperfecto, débil y enfermo, debes comulgar frecuentemente
para recibir a Aquél que es tu perfección, tu fuerza y tu médico.
Los que tienen poco trabajo, necesitan comulgar frecuentemente porque les sobra tiempo y la ociosidad es peligrosa para el espíritu, y los que están muy atareados, por la necesidad de alimento que requiere un arduo trabajo.
Digan a los que les pregunten, que comulgan a menudo para aprender a hacerlo bien, porque es imposible hacer algo bien si no se practica con mucha frecuencia.
Comulguen a menudo, lo más a menudo que puedan.
Creedme, si las liebres en las montañas se vuelven blancas en invierno de tanto ver la nieve, así ustedes también, de adorar y comer la misma hermosura, bondad y pureza en este divino Sacramento, llegarán a ser hermosura, bondad y pureza.»
Si sientes el deseo para comulgar, recuerda examinar bien tu conciencia, no sea que tengas pecados mortales (en ese caso confiésate sacramentalmente).
1 Corintios 11
27 Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor.
28 Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa.
29 Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo.
30 Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y muchos débiles, y mueren no pocos.
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