Por Andrés Beltramo
Francisco es libre. Dentro de la libertad que un Papa puede tener. Ni bien fue elegido obispo de Roma decidió que, no obstante todo, mantendría su forma de ser. A esta altura del pontificado resulta claro que él es como es y difícilmente se dejará condicionar. Aún así, lejos está de ser un obcecado. Sabe adaptarse a las circunstancias sin perder su genuinidad y eso le ha granjeado la estima de las multitudes. Pero en algunas oficinas de la Curia Romana prevalece la inquietud, quizás porque esa libertad no se puede controlar. ¿Un botón de muestra? Las homilías en las misas papales cotidianas. Un “magisterio” sin filtros, el más auténtico espacio de expresión de Jorge Mario Bergoglio que parece generar incomodidades.
Cada día, a las siete de la mañana, el líder católico ingresa a la capilla de la Casa de Santa Marta en El Vaticano. Casi siempre revestido con una sencilla casulla, el color varía según el periodo litúrgico. En aquel rústico escenario celebra la misa y en italiano pronuncia el sermón, que no dura más de 10 minutos. Sus palabras fluyen de manera natural. No lleva discursos preparados, simplemente improvisa.
Por eso, quien quiera conocer el pensamiento más profundo del Papa debe escuchar esas homilías. Eso no significa que sus discursos en las grandes ceremonias, en las audiencias y en los Angelus, no representen sus ideas. Sólo que, como suele pasar con todos los pontífices, esos textos son redactados en la Secretaría de Estado. Así era con Benedicto XVI, con Juan Pablo II y también antes. Es lógico.
Pero las homilías de Santa Marta son otra cosa. Ahí Bergoglio dice lo que tiene en la mente en ese momento. Un detalle que hace interesante oírlas. O leerlas, porque los audios no están a disposición. Ni en internet ni a través de la Radio Vaticana. Tampoco las imágenes, aunque una cámara del Centro Televisivo Vaticano está presente en cada una de las celebraciones.
En dos meses se han acumulado decenas de sermones y uno que otro “incidente diplomático”. A veces las palabras del Papa son magnificadas y en demasiadas ocasiones se les atribuye una categoría que no tienen, se las considera casi como “dogmas”.
El último episodio ocurrió hace unos días, cuando en una de sus homilías sostuvo que la sangre de Cristo redimió a todos, no solamente a los católicos. Incluidos los ateos, a todos. Se trató de una frase genérica en medio de un comentario más amplio, pero algunos sectores le dieron un valor absoluto. Incluso algunos medios llegaron a titular: “Abre el Papa la puerta del cielo a los ateos”. Aunque el Papa no pretendía abrir un debate teológico las reacciones a sus dichos fueron de una dureza inaudita, voces críticas dentro de la misma Iglesia y sobre todo en el mundo anglófono.
Antes había ocurrido una situación similar cuando, en otra homilía, dijo: “Cuando la Iglesia quiere vanagloriarse de su cantidad y crea organizaciones y oficinas y se torna un poco burocrática, la Iglesia pierde su principal substancia y corre el peligro de transformarse en una ONG. Y la Iglesia no es una ONG. Es una historia de amor… Pero están los del IOR… Perdonadme, ¡eh!… Todo es necesario, las oficinas son necesarias… ¡de acuerdo! Pero son necesarias hasta un cierto punto, como ayuda a esta historia de amor”. Diversos observadores leyeron en esas palabras la voluntad del pontífice cerrar el polémico Instituto para las Obras de Religión (coloquialmente conocido como “banco del Vaticano”).
Después de estos episodios llegaron puntuales las desmentidas, que intentaron “corregir el tiro” y aclarar que en ningún caso Bergoglio pretendió sugerir aquello que los demás habían entendido.
Más allá de estos incidentes, las homilías de la misa matutina abrieron otra controversia sobre la accesibilidad al contenido de las mismas. “¿Por qué no se transmite en vivo?”, se preguntaban desde varias partes, sin obtener respuestas. Al menos hasta ahora. El portavoz vaticano, Federico Lombardi, emitió una nota para responder y reveló algunos aspectos de cómo Francisco vive su predicación. Aquí el texto.
EL SABOR GENUINO DE LAS EXPRESIONES DEL PAPA
Por Federico Lombardi, S.J. / 29 de mayo de 2013
El grandísimo interés suscitado por las breves homilías del Papa en el curso de las Misas celebradas por la mañana en la capilla de la Casa de Santa Marta ha planteado y sigue planteando, de diversas partes, la pregunta sobre la posibilidad de tener acceso a tal celebración o a tal homilía de modo completo y no sólo a través de las síntesis publicadas cada día por Radio Vaticano y L’Osservatore Romano.
La pregunta es comprensible y ha sido varias veces tomada en cuenta y hecha objeto de una profunda reflexión, y merece una respuesta clara. Ante todo, es necesario tener en cuenta el carácter que el mismo Santo Padre atribuye a la celebración matutina de la Misa en Santa Marta.
Se trata de una Misa con la presencia de un grupo no pequeño de fieles (en general de más de cincuenta personas), pero a la que el Papa desea conservar su carácter de familiaridad. Por esta razón, a pesar de las peticiones que han llegado, él ha deseado explícitamente que no se transmita en directo audio y vídeo.
En cuanto a las homilías, no son pronunciadas en base a un texto escrito, sino espontáneamente, en lengua italiana, lengua que el Papa domina muy bien, pero que no es su lengua materna. Por tanto, una publicación “integral” comportaría necesariamente una transcripción y una reescritura del texto en varios puntos, dado que la forma escrita es diferente de la oral, que en este caso es la forma originaria elegida intencionalmente por el Santo Padre.
En resumen, se necesitaría una revisión del mismo Santo Padre, pero el resultado sería claramente “otra cosa”, que no es lo que el Papa desea hacer cada mañana.
Después de una atenta reflexión, se ha considerado entonces que el mejor modo para hacer accesible a un amplio público la riqueza de las homilías del Papa, sin alterar su naturaleza, es el de publicar una amplia síntesis, rica también de frases originales entre comillas, que reflejan el sabor genuino de las expresiones del Papa.
Es cuanto se empeña a hacer L’Osservatore Romano cada día, mientras la Radio Vaticana, basándose en su característica naturaleza, ofrece una síntesis más breve, pero provista también de algunos pasajes del audio original grabado, y el Centro Televisivo Vaticano ofrece un videoclipcorrespondiente a uno de los pasajes audio difundidos por Radio Vaticano.
Es necesario insistir en el hecho de que, en el conjunto de las actividades del Papa, se conserva atentamente la diferencia entre las diversas situaciones y celebraciones, así como también el diverso nivel de empeño de sus pronunciamientos.
De este modo, con ocasión de las celebraciones o actividades públicas del Papa, transmitidas en directo a través de la radio o la televisión, las homilías o los discursos son transcriptos y publicados integralmente. Con ocasión de celebraciones más familiares y privadas es necesario respetar el carácter específico de la situación, de la espontaneidad y de la familiaridad de las expresiones del Santo Padre.
Por tanto, la solución elegida respeta ante todo la voluntad del Papa y la naturaleza de la celebración matutina y, al mismo tiempo, permite que un amplio público tenga acceso a los mensajes que el Santo Padre ofrece a los fieles también en tal circunstancia.
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