No, aunque puede ser una imprecisión:
1. Los actuales “anticonceptivos” son en realidad “embaraceptivos”
2. Los “métodos” son abortivos
3. Los “anticonceptivos” no metódicos también son abortivos
4. No expresarse así es desconsiderado
1. Los actuales “anticonceptivos” son en realidad “embaraceptivos”
anticonceptivo, va.
1. adj. Dicho de un medio, de una práctica o de un agente: Que evita la preñez. U. t. c. s. m.
Está demostrado científicamente que ningún método anticonceptivo logra evitar el 100% de los embarazos, ni siquiera si se incluyese la cirugía.
Tanto desde el punto de vista semántico como científico, la palabra “anti-conceptivo” es una contradicción en sí misma, una incoherencia entre la definición y la realidad: no evitan la preñez.
Estadísticamente, los mal llamados anticonceptivos en realidad logran el efecto contrario: aumentan la tasa de embarazos “no buscados” (nota: es incorrecto hablar de embarazos “no deseados” porque SIEMPRE hay quienes desean adoptar esos niños por nacer y por lo tanto desean ese embarazo).
Los gobiernos, agencias de “salud” y los medios de comunicación han engañado a la gente, creando una falsa noción de “sexo seguro” o de “protección”.
Dado que todos los anticonceptivos fallan, tarde o temprano el supuesto “sexo seguro” es “embarazo seguro” y por eso debieran llamarse “embaraceptivos”.
La falsa noción de seguridad lleva a una mayor frecuencia de relaciones sexuales de riesgo, una verdadera ruleta rusa con la vida:
1. Riesgo de contraer graves enfermedades de transmisión sexual, incluso mortales como el HIV o HPV.
2. Muchas de éstas, como las casi 200 cepas de HPV, no son detectadas a los donantes de sangre y terminan afectando terceros inocentes.
3. Riesgo de asesinar a un bebé ya concebido, ya que el DIU y los métodos hormonales, no logran evitar la concepción y actúan matando al bebé ya concebido.
4. Riesgo de arriesgarse más en las relaciones: al ser esclavos de la pasión se obnubila la razón y no se puede, ni se quiere, controlar los impulsos bestiales y menos aplicar un “método” anticonceptivo.
5. Riesgo de llegar al aborto, al llegar a un embarazo inesperado.
El “sexo seguro” es “sexo inseguro”. Tarde o temprano, el “sexo seguro” es aborto seguro. Está científicamente demostrado que el único sexo seguro es entre vírgenes no infectados, fieles en matrimonio. Lo demás es inmoral e irresponsable.
Esta es una buena razón científica para excluir los “anticonceptivos” de los programas de “salud” irreproductiva que obligan a distribuirlos: son productos “defectuosos” que no cumplen lo que prometen y, a la corta o a la larga, no logran evitar la concepción. No estamos hablando de caramelos, está en juego la vida de los niños por nacer. Imaginen otros productos donde estuviera en juego la vida: ¿acaso el gobierno acepta que un pulmotor dejara de funcionar el 1% de las veces, que una alarma contra incendios sólo fallara el 30% de las veces (como el condón) o que un seguro de vida no pague al azar al 2% de los clientes?
2. Los “métodos” son abortivos
Parecería es erróneo decir que “todos los anticonceptivos son abortivos”. La definición del Diccionario de la Real Academia, incluye las prácticas además de los elementos artificiales abortivos.
Dado que no evitan el embarazo, los “anticonceptivos”, no pueden ser llamados “métodos”: es una contradicción de términos, porque no se puede hablar de metodología cuando algo no está ordenado al fin propuesto. Esto sería un argumento legal para excluirlos de los programas que obligan a difundir “métodos anticonceptivos”.
método.
(Del lat. methŏdus, y este del gr. μέθοδος).
1. m. Modo de decir o hacer con orden.
Ahora bien, si se descarta el ordenamiento al fin, se podría hablar de “metodología”:
metodología.
(Del gr. μέθοδος, método, y -logía).
1. f. Ciencia del método.
2. f. Conjunto de métodos que se siguen en una investigación científica o en una exposición doctrinal.
Entonces, por un lado tenemos los ”embaraceptivos de uso metódico”:
a) Dispositivos intravaginales (por ejemplo, DIU): según prospecto, no previenen la concepción sino que actúan directamente abortando, al impedir la implantación del ser humano VIVO en el útero, con lo cual, es científicamente incorrecto considerarlos como anticonceptivos, ya que en NINGÚN caso evitan la concepción (razón científica para excluirlos de los programas gubernamentales).
b) Agentes farmacológicos (supuestos anovulatorios hormonales): aún tomando las dosis adecuadas en el momento adecuado, todas las marcas en el mercado muchas veces fallan en evitar la ovulación, y cuando fallan, actúan abortando el bebé ya concebido, evitando su implantación en el útero. Como prueba irrefutable, se ha detectado por dos vías el embarazo en mujeres que tomaban la píldora en condiciones óptimas:
a) observación directa de ovulación por ecografía
b) picos de hormonas que indican embarazo.
Fuente: http://embaraceptivos.blogspot.com/2011/03/los-anticonceptivos-matan-dr-chris.html
Lista de la muerte: algunos anticonceptivos de uso común que matan bebés
http://embaraceptivos.blogspot.com/2011/03/listado-de-algunos-anticonceptivos.html
Queda claro que lo que comúnmente se consideran “métodos”, son todos abortivos.
3. Los “anticonceptivos” no metódicos también son abortivos
Los embaraceptivos no metódicos son los que no implican una metodología sistemática o periódica:
· A demanda: condones y onanismo
· Por instancia: esterilización (puede ser revertida con otra operación).
Esta categoría también es abortiva, pero en forma indirecta, a diferencia de la anterior que es casi instantáneamente abortiva. Las estadísticas han demostrado una estrecha correlación entre el uso de “anticonceptivos” y el aborto.
abortivo, va.
(Del lat. abortīvus).
1. adj. Nacido antes de tiempo.
2. adj. Que tiene virtud para hacer abortar. U. t. c. s. m.
A la larga, todos los “anticonceptivos” son abortivos, porque tienen “virtud” para hacer abortar, aunque no sea virtud sino vicio, y aunque el efecto no sea inmediato.
Despreciar la sexualidad abierta a la vida, lleva a despreciar la vida. Las personas se van envileciendo con cada acto cerrado a la vida y al amor… a ese niño que tiene el derecho humano a ser concebido por amor, dentro del matrimonio.
El envilecimiento, es un camino gradual (a la perdición) que va rechazando la Divina Misericordia en cada paso, endureciendo el corazón y llevando a comportamientos egoístas e irracionales. Eso explica por qué las estadísticas correlacionan mayor tasa de separación y violencia doméstica en parejas que tienen relaciones fuera del matrimonio o cerradas a la vida.
Si alguien quiere destruir una relación de pareja, nada “mejor” que meter el diablo en la cama, con el egoísmo de las relaciones antivida, es decir, fuera del matrimonio o con anticoncepción.
El verdadero amor es fiel y fecundo, es vida porque da vida, es feliz porque da felicidad. Lo demás es lujuria egoísta: no se puede construir una relación verdadera y duradera sobre el egoísmo de dos personas, incluso con trueque de favores sexuales (prostitución en especie).
Imposible hablar de estabilidad cuando la pareja en vez de unirse por amor se basa en el equilibrio inestable de pujas negociadoras permanentes y agobiantes.
Fruto de tratar al otro o de dejarse tratar por el otro, como un mero objeto que da placer, esa prostitución “doméstica” del amor está estrechamente vinculada con la masturbación, la infidelidad (miradas, fantasías, pornografía, adulterio virtual y real, prostitución), y la ruptura.
Las relaciones antivida llevan a una bestialización, donde la gente es cada vez más esclava de sus impulsos y pasiones y tiene menos dominio de sí. La razón claudica ante el frenesí. La voluntad, es incapaz de frenarse a sí misma. Está demostrado que muchos factores inciden en que se dejen de utilizar los “métodos”: la “pasión” del momento, el costo, el esfuerzo en obtenerlos y aplicarlos, la pérdida de sensación de placer, etc.
A medida que se tienen más relaciones antivida la pareja se vuelve más egoísta, insegura, inestable, y por lo tanto menos apta para asumir una responsabilidad de por vida: la paternidad.
· Una mujer que ha cedido a cerrarse a lo que la plenificaría, la maternidad, y que ha vendido su cuerpo para “sentirse” acompañada o por lograr ciertas comodidades o status, es una mujer que no puede contar con una pareja incondicional para la crianza del nuevo hijo.
· Un varón que esclavo de la lujuria y de sus pasiones, que ha consentido prostituir el verdadero amor por el placer del sexo, no tendría demasiado interés en una relación que nunca imaginó como “el amor de su vida”: ¿cómo asumiría la paternidad de un bebé fruto de su “peor es nada”?
Cuando el envilecimiento llega a cierto nivel y esas personas se enteran del embarazo, abortan.
Esto lo saben muy bien los aborteros como Planned Parenthood, que justamente utilizan la estrategia de promover la supuesta anticoncepción segura para lograr mayor tasa de embarazos antivida y así aumentar la facturación por abortar, tal como confesó una ex directora de agencia, en el documental que todos debieran ver, “Dinero sangriento”: http://gloria.tv/?media=156682
Aún si alguna vez no fallaran, los anticonceptivos son la raíz de la cultura de la muerte, un espino alimentado por la lujuria y demás pecados capitales, uno de cuyos frutos amargos es el aborto.
Caso: el condón como abortivo indirecto.
Como paréntesis, cabe aclarar que la ciencia ha demostrado que los preservativos no preservan de nada, ni del embarazo (debido a que se rompen), ni de las enfermedades de transmisión sexual (debido a las roturas, al tamaño de los poros del látex que es superior al de los virus, y a que no cubren todas las zonas de contagio, e.g. HPV).
Debido a la mayor tasa de fallas del condón respecto a otras alternativas, y debido al envilecimiento que lleva a buscar más “sensación de placer”, luego de un tiempo, las parejas comienzan a utilizar embaraceptivos, abortantes como el DIU, o abortivos como los hormonales. Los condones son puerta de entrada a la cultura de la muerte, al igual que el alcohol y marihuana son puertas de entrada al mundo de la droga.
Conclusión, se demuestra por varias vías que el preservativo lleva al aborto:
a) por envilecimiento
b) por utilizarse en relaciones sexuales irresponsables y por lo tanto, generar embarazos con alto riesgo de ser abortados y
c) por ser puerta a “anticonceptivos” abortivos.
4. No expresarse así es desconsiderado
Acusación: “Decirles a los usuarios de anticonceptivos que todos son abortivos podría causarles una terrible angustia, tristeza y culpa, y se confesarán de haber abortado cuando en realidad no es así.”
Objetivamente, según la Biblia, el Catecismo y el Magisterio, toda anticoncepción es pecado grave. Toda planificación familiar es pecado mortal. La única excepción es la planificación familiar natural pero únicamente si hay causa grave.
Al pecar mortalmente, crucificamos a Jesús, que en el Huerto cargó con nuestros pecados pasados, presentes y futuros y en la Cruz los pagó. El pecado grave es una ruptura radical con la Gracia, con el Amor de Dios, a tal punto que, si no nos arrepentimos de corazón, elegimos libremente el infierno eterno (la dolorosísima y ardiente ausencia de Dios). Desde el punto de vista de la ausencia TOTAL de Gracia, no hay diferencia entre el pecado mortal y la excomunión automática que implica procurar el aborto.
Si la persona no ha logrado aún amordazar los gritos de su conciencia, obviamente sentirá remordimiento, angustia, tristeza y culpa. El problema no es la fiebre sino la enfermedad que la causa, en este caso, el pecado de haberse cerrado a la vida.
Al igual que la ruleta rusa, cuanto más tiempo se haya utilizado anticonceptivos, tanta mayor probabilidad de haber abortado. Sin embargo, probabilidad no es certeza. Basta una única relación sexual anticonceptiva para que se haya producido una concepción de un bebé con alma inmortal y posterior asesinato. “Abortivo” indica un potencial, no significa lo mismo que “abortante”, que denota certeza.
Cabe aclarar que no conviene hablar de “micro-aborto” porque no hay micro-asesinatos, como bien dice el elefante Horton en el recomendado dibujo animado, “una persona es una persona sin importar su tamaño”:
http://www.gloria.tv/?media=139254
El Magisterio enseña que ante la duda, siempre se debe confesar el pecado. Por consiguiente, quien haya tenido relaciones con anticonceptivos hormonales o DIU, tanto varón como mujer, debería confesar que posiblemente haya asesinado por aborto (subjetivamente, para que haya pecado mortal es necesario un conocimiento previo de su gravedad y consentimiento deliberado).
En el confesionario comienza el proceso de sanación de la Divina Misericordia que nos permitirá encontrar la serenidad, la paz y la alegría y nos dará la fuerza para no caer de nuevo.
Es inmoral si el médico le oculta al enfermo el diagnóstico que le permitiría curarse, pero aún más decirle que no está enfermo. De no expresarse estos temas claramente no sólo se es desconsiderado con la persona sino con Jesús que seguirá siendo crucificado por los pecados.
Conclusión
Es muy importante compartir esta información y reenviar este email porque así se salvarán muchas vidas y parejas. También es importante comprender que para vencer eficientemente la Hidra del aborto, antes se debe matarla de raíz: la anticoncepción. Caso contrario, al cortar una cabeza saldrán muchas más.
Consagrémonos y encomendemos este asunto a la Sagrada Familia, protectora de la vida, la pureza y la felicidad familiar.
Fuente: iesvs.org
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