Este es un principio fundamental. Si usted no puede orar, ¿por qué no alabar?
Después de todo, el Señor ha puesto en nuestras manos este otro recurso a fin de darnos la victoria y permitir que nos gloriemos triunfalmente.
Siempre pensamos que se debe orar cuando la carga es abrumadora, y que debemos alabar cuando ella ha sido quitada de nuestros hombros. Sin embargo, le ruego que tome en cuenta que a veces la carga es tan pesada que uno es incapaz de orar. Es en ese momento que usted debe alabar.
No es que alabemos a Dios porque no tengamos ninguna carga sobre nuestros hombros; más bien, le alabamos debido a que las cargas nos abruman sobremanera. Si se enfrenta a situaciones y problemas extraordinarios, se encuentra perplejo y siente que se desmorona, tan solo recuerde una cosa: “¿Por qué no alabar?”.
He aquí una brillante oportunidad, si ofrece una alabanza en ese momento, el Espíritu de Dios habrá de operar en usted, abrirá todas las puertas y romperá todas las cadenas.
(c) 2008 Living Stream Ministry.
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