Mendeleiev, el químico de las profecías

Mendeleiev fue uno de los primeros que organizó la tabla periódica de la forma moderna, como la conocemos hoy, organizando los elementos por sus números atómicos.

Al organizarlos de esa manera, se dio cuenta de que los elementos del mismo grupo o columna compartían muchas similitudes. Por eso, cuando algún elemento no coincidia con las características del grupo que le había tocado, lo movía hasta acomodarlo donde encajaba, y así predijo con mucha exactitud las características de elementos que no habían sido aún descubiertos. Por eso se lo llama "el químico de las profecías" porque "profetizó" elementos hasta ese momento inexistentes.

Pero no nos quedemos solamente con ésto. Veamos cuáles fueron algunas de esas profecías (con fundamento científico).

En 1869, el ruso Dmitri Ivánovich Mendeléyev publicó su primera Tabla Periódica en Alemania. Por esta fecha ya eran conocidos 63 elementos de los 90 que existen en la naturaleza.

La primera clasificación periódica de Mendeléyev no tuvo buena acogida al principio. Después de varias modificaciones publicó en el año 1872 una nueva Tabla Periódica constituida por ocho columnas desdobladas en dos grupos cada una, que al cabo de los años se llamaron familia A y B.Esta tabla fue completada a finales del siglo XIX con un grupo más, el grupo cero, constituido por los gases nobles (o inertes) descubiertos durante esos años en el aire. El químico ruso no aceptó en principio tal descubrimiento, ya que esos elementos no tenían cabida en su tabla. Pero cuando, debido a su inactividad química (valencia cero) se les asignó el grupo cero (actualmente, grupo VIII), la Tabla Periódica quedó más completa.

El gran mérito de Mendeléyev consistió en pronosticar la existencia de elementos. Dejó casillas vacías para situar en ellas los elementos cuyo descubrimiento se realizaría años después. Incluso pronosticó las propiedades de algunos de ellos: el galio (Ga), al que llamó eka–aluminio por estar situado debajo del aluminio; el germanio (Ge), al que llamó eka–sicilio; el escandio (Sc); y el tecnecio (Tc), que sería el primer elemento artificial obtenido en el laboratorio, por síntesis química, en 1937.