Las verdaderas centurias y profecías
La obra que dio fama a Nostradamus es una colección de enigmas y profecías en verso, publicadas en cuatro "centurias" o volúmenes de cien cuartetas cada uno. En 1558 la colección fue completada por otros seis volúmenes.
En un lenguaje sibilino y hermético, sin orden cronológico, las cuartetas de las Centurias exponen profecías y pronósticos sobre una edad histórica que llega hasta el año 3797. Según ciertos comentadores, muchas de estas profecías se realizaron; de la muerte de Enrique II en un torneo, a la de Luis XVI; de la caída de Napoleón a la guerra de 1939.
Enigmáticas y sugerentes, las cuartetas proféticas reunidas por Nostradamus en sus Centurias brillan como las estrellas lejanas, cuya claridad es más misteriosa que la del sol. No obstante, Nostradamus no redactó sus profecías pretendiendo rigor, sino llevado por su olfato y su inspiración. En 1542 escribirá a su hijo César: "Estando a veces durante toda una semana penetrado de la inspiración que llenaba de suave olor mis estudios nocturnos, he compuesto, mediante largos cálculos, libros de profecías un poco oscuramente redactados, y que son vaticinios perpetuos desde hoy hasta el año 3797. Es posible que algunas personas muevan con escepticismo la cabeza en razón de la extensión de mis profecías sobre tan largo período, y sin embargo todas ellas se realizarán y se comprenderán inteligiblemente en toda la Tierra."
Habida cuenta de la celeridad con la que evolucionan las sociedades, la osadía de su empeño merece admiración. Cosa bien distinta es estimar válidas sus predicciones, como siguen haciendo muchos. Éstas aparecen redactadas en un lenguaje ambiguo y en cuartetos rimados, lo cual dificulta aún más su interpretación. Cabe pensar que este carácter confuso fue desarrollado intencionadamente por Nostradamus a fin de que sus predicciones pudieran ser interpretadas por las futuras generaciones tanto en un sentido como en otro. De este modo son los acontecimientos los que se ajustan a las profecías y no al revés.
Lo cierto es que muy pronto comenzaron a reconocérsele sus méritos como profeta. Ocho años después de que publicara sus Centurias, una de sus predicciones, aquella que hacía referencia a la muerte de Enrique II de Francia en un torneo, se cumplió. Tras este hecho comenzaron a propagarse los rumores sobre el carácter visionario de Nostradamus, lo que unido a sus éxitos como médico lo convirtió en una mezcla de terapeuta y mago a los ojos de la sociedad de la época, hasta el punto de que el rey Carlos IX lo nombró médico de la corte.
La admiración social se acrecentó aún más el 2 de julio de 1566, día en el que, como había predicho unos pocos años antes, aconteció su muerte. Desde entonces, década tras década, siglo tras siglo, muchos han sido los encargados de supervisar el cumplimiento de las profecías de Nostradamus y alertar sobre su eventual consumación. Tan sólo unos años después de muerto, nuevos acontecimientos vendrían a cimentar su fama. Así, la batalla de Lepanto (1571) fue predicha en los siguientes términos:
A las Españas llegará un rey muy poderoso
por mar y por tierra subyugando nuestro mediodía.
Este mal hará rebajando la Media Luna
bajar las alas a los del viernes.
Y, en efecto, Felipe II, que reinó entre 1555 y 1598, llegó a ocupar París (mediodía francés) y a enfrentarse militarmente a los sultanes otomanos (la Media Luna) por el control del Mediterráneo
http://otrogenesisposible.blogspot.com/
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/n/nostradamus.htm
Los seres humanos siempre hemos intentado descorrer el velo que nos oculta el futuro. Personas que llamamos "profetas" son nuestra herramienta para ello.
¿Estaremos preparados?
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jueves, 4 de marzo de 2010
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