La antigua civilización sostuvo que se produciría un cambio en la manera de pensamiento basado en la paz e integración armónica con todo el planeta. El hombre deberá reflexionar sobre sus actos y propiciar un cambio en la manera de percibir la realidad.
La séptima y última profecía maya, con la cual hoy EL SIGLO completa la entrega de un trabajo que resumió las principales predicciones de esta antigua y admirable civilización, alude al momento en que el sistema solar, en su movimiento cíclico, sale de la "noche" para ingresar en el "amanecer de la galaxia". Establece que en estos últimos años (antes de arribar a 2012) la energía emitida desde el centro de la galaxia sincronizará a todos los seres vivos y les permitiría acceder voluntariamente a una nueva transformación interna que produciría nuevas realidades.
Todos los seres humanos tendrían la oportunidad de cambiar y romper con sus limitaciones, al recibir un nuevo sentido: la comunicación a través del pensamiento.
Los hombres que, voluntariamente, puedan encontrar su estado de paz interior, elevando su energía vital y llevando su frecuencia de vibración interior del miedo hacia el amor, podrán captar y expresarse por medio del pensamiento, y así florecería el nuevo sentido.
Se ampliaría la conciencia de todos los hombres, generando una nueva realidad individual, colectiva y universal.
Todos los hombres conectados entre sí como uno solo ser darían nacimiento a un nuevo orden galáctico. Se despertaría una nueva conciencia que permitiría a los individuos comprender que son parte de un mismo organismo gigantesco. Desaparecerían todos los límites, terminaría para siempre la mentira ya que nadie podrá ocultar nada, debido a la capacidad de relación mental que poseería la humanidad.
Aprendizaje armónico
Daría comienzo una época de transparencia y de luz que no podrá ser opacada por ninguna violencia o emoción negativa. Desaparecerían las leyes y los controles extremos (basados en la policía y los ejércitos) pues cada ser se hará responsable de sus actos y no habrá que implementar ningún derecho o deber por la fuerza.
Se conformaría un gobierno mundial armónico con los seres más sabios y evolucionados del planeta. No existirían fronteras ni nacionalidades. Terminarían los límites impuestos por la propiedad privada y no se necesitaría del dinero como medio de intercambio. Se implementarían tecnologías para manejar la luz y la energía y, con ello, se transformaría la matriz para producir de manera sencilla todo lo que sea necesario para la supervivencia, de este modo, se pondría fin a la pobreza para siempre.
La comprensión del hombre sobre el orden universal se expandiría. La nueva era no necesitaría del aprendizaje del "contraste inverso" producido por las enfermedades y el sufrimiento que caracterizaron miles de años en la historia. Los hombres que encuentren su paz interior entrarían en una era de aprendizaje por "contraste armónico".
El respeto sería el elemento fundamental de la cultura, que transformaría al individuo y a la sociedad. La humanidad viviría la "primavera galáctica", el florecimiento de una nueva realidad basada en la reintegración con el planeta y con todos los seres humanos.
Vivir para entender
Se lograría comprender que el reino animal, vegetal y mineral, y en sí toda la materia, son seres vivos con una conciencia evolutiva. A partir del sábado 22 de diciembre de 2012 todas las relaciones estarían basadas en la tolerancia y la flexibilidad, pues el hombre sentiría a los demás como una parte de sí mismo.
En este sentido, los mayas expresaban el concepto de unidad en la proyección de su saludo habitual ("Yo soy Otro Tú") al que contestaban ("Tú eres Otro Yo"). La antigua civilización dejó plasmado que la nueva época es el fin de miles de años de invierno y oscuridad, donde la evolución espiritual se lograba a través del miedo y del sufrimiento. Las situaciones de sufrimiento que el hombre atraviesa o deberá atravesar lograrían un cambio en él y le darían la comprensión sobre las consecuencias de sus actos. Así, puede decidir libremente si desea repetir, o no, esas experiencias. La vida sería el paso de la fragilidad de la inocencia a la fortaleza de las experiencias de comprensión.
La ignorancia y la inexperiencia producen guerras, esclavitud, polarización, falta de respeto, de consideración, procesos encontrados u opuestos que enfrentan al hombre con otros hombres para producir experiencias de comprensión. Es el destino lo que se tiene que vivir para poder entender. Lo que es difícil y contradictorio es lo que se presenta como destino para aprender en cada vida. Es una oportunidad para lograr la transformación interna y pasar de la rigidez a la flexibilidad.
La séptima profecía maya recuerda que sólo la transformación interna del hombre lo podría conducir a nuevos sentidos e integrarse con todo el mundo en una nueva realidad de paz y armonía.
Evolución eterna
La mayor transformación ocurriría cuando se comprenda al universo como un proceso de evolución eterna de la conciencia de los seres. Para los mayas, este proceso de evolución no es uniforme ni simultáneo, hay muchas cosas que diferencian a los hombres, esto permite los contrastes en las experiencias de comprensión. Cada ser humano pasa por distintos cambios, pero al final, todos llegarían al mismo sitio.
Para los mayas, la vida es un proceso eterno de evolución en conciencia. Creían que respetando a la naturaleza y tener conciencia de los ciclos que la misma genera, lograría poseer niveles cada vez mayores de energía vital.
Cada ser humano se encuentra inmerso en una multitud de espejos de sí mismos, representados en todos los demás seres humanos con quienes convive diariamente. Si cada uno de los hombres tiene la sabiduría de aceptar el reflejo de su propia conducta en los demás, se aceleraría la evolución de la conciencia y el entendimiento.
Si sólo se observa deshonestidad en los individuos de alrededor, ello refleja la propia deshonestidad que uno mismo demuestra. La cualidad de los demás está en el interior de uno mismo, aunque no sea consciente de ello.
El espejo muestra lo que juzgamos en este momento de la vida que, lamentablemente, refleja instancias de sensaciones negativas como la envidia, el egoísmo y el odio. Restan dos años para comprender que la realidad está más allá de los sentidos. Nunca es tarde para reflexionar y cambiar el rumbo de la historia.
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Los seres humanos siempre hemos intentado descorrer el velo que nos oculta el futuro. Personas que llamamos "profetas" son nuestra herramienta para ello.
¿Estaremos preparados?
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